Tanabata — El festival de las estrellas
Hay una historia de amor que se repite el séptimo día del séptimo mes de cada año. Una historia que se ha ido transmitiendo en Japón durante generaciones y, seguramente, el festival estacional más bonito del país.
El 7 de julio se celebra el Tanabata (七夕) -o festival de las estrellas-, en Japón. Esta festividad conmemora el encuentro de las deidades de Orihime y Hikoboshi, representados por las estrellas Vega y Altair).
Se cree que el Tanabata se empezó a celebrar en China y, posteriormente, fue introducido en Japón durante el periodo Nara (710 – 794 d.c), pero no se popularizó hasta la Era Edo.
Un encuentro una vez al año
La leyenda narra la historia Orihime (Vega), una costurera que confecciona ropa para los dioses. El padre de Orihime, triste porque su hija trabajara siempre sin descanso, le presentó a Kengyu (Altair o Hikoboshi en japonés), un pastor de bueyes. Ambos se enamoraron tan profundamente el uno del otro que empezaron a descuidar sus trabajos.
Muy enfadado, el padre de Orihime -el rey del cielo- decidió castigarlos y separó a los dos amantes en puntos opuestos del rio celestial o Ama no gawa (天の川), es decir, la Vía Láctea. Al ver a su hija tan triste, el rey del cielo decidió tener compasión y, desde entonces, permitió que el destino de los dos enamorados se volviera a cruzar una vez al año.
Cómo se celebra
Durante el Tanabata se escriben, en unas tiras de papel de varios colores llamados Tanzaku (短冊), deseos que queremos que se cumplan -incluso a veces, en forma de poema-. Éstos se cuelgan en tallos de bambú y se reza para que se hagan realidad.
Que los Tanzaku se cuelguen en ramas de bambú no es casual. La importancia recae en la forma en la que el bambú crece, vertical y hacia arriba, apuntando al cielo.