Navidad a la japonesa
En Japón, aunque existe una minoría cristiana (se estima que el 1% de la población japonesa), las religiones mayoritarias son el budismo y el sintoísmo y, por lo tanto, la Navidad no es una celebración autóctona del país nipón. De hecho, el 25 de diciembre no es un día festivo y la gente se dirige al trabajo igual que otro día cualquiera.
Desde finales de la Segunda Guerra Mundial y con la llegada de la influencia extranjera, comenzó a celebrarse la Navidad en Japón. Por estas fechas, al igual que en España, tanto las estaciones de tren como las calles y las tiendas son decoradas con iluminaciones brillantes que anuncian la llegada de la festividad.
¿Cómo lo celebran?
Sin demasiado simbolismo religioso, los japoneses celebran alegremente estas fechas para gran alegría de tiendas, KFC y pastelerías, cuyas ventas se elevan enormemente durante un par de días.
¿KFC? Sí, me estoy refiriendo a la cadena de comida rápida Kentucky Fried Chiken. En el año 1974 lanzó una campaña publicitaria con tanto éxito que instauró definitivamente la costumbre del pollo frito navideño. Esta campaña, que de alguna manera sustituía al pavo asado que se veía frecuentemente en las series y películas norteamericanas, constituyó un tremendo éxito de marketing para la marca en tierras niponas, que recién había abierto su primera tienda en la ciudad de Nagoya apenas 4 años antes.
Junto con el pollo de KFC, también es tradición comer tarta de Navidad. La tarta normalmente la compra el padre de la familia de regreso del trabajo. Dependiendo de la familia las tartas se piden por adelantado en prestigiosos y caros lugares de catering o se compran en los denominados conbinis japoneses (la palabra viene del inglés convenience store o tiendas de conveniencia).
Dichos y diferencias
Aunque cada vez más en desuso, existe una metáfora que hace referencia a la tarta navideña y expresa muy bien algunos de los valores (machistas) de la sociedad nipona. A las jóvenes que pasaban de los 25 años de edad sin contraer matrimonio se las denominaba «Christmas cake». Esto se debe a que, al igual que el pastel navideño, una mujer que pasa de los 25 ya “no se vende” (aludiendo a la dificultad para casarse después de esa fecha).
Otra de las costumbres adquiridas por los japoneses durante estas fechas es la decoración de un árbol navideño. El problema del poco espacio disponible en los apartamentos japoneses, sobretodo en las ciudades como Tokio, dio lugar a que muchas familias optaran por seguir teniendo espacio para dormir dentro de su propio piso y cambiaran el abeto real por una decoración simbólica con forma de árbol y tamaño reducido.
Una de las diferencias principales entre la Navidad europea y la japonesa (además del pollo frito..) es que en Japón esta fecha es más frecuentemente celebrada con la pareja que con la familia. Los novios se reservan este día para pasarlo juntos en restaurantes y hoteles caros, además de hacerse regalos especiales. Los niños también reciben regalos por estas fechas.
Una vez pasado el 25 de diciembre el árbol de Navidad será recogido rápidamente, junto a los recuerdos de estas fechas poco simbólicas (espiritualmente hablando) para los japoneses y se dará paso a la preparación del Año Nuevo, una de las fiestas más importantes del calendario japonés.